El virus de la
inmunodeficiencia humana causa la infección por el VIH y el SIDA,
el virus se transmite de una persona a otra, bien sea por la sangre o
por relaciones sexuales, ambas situaciones podemos evitarlas, sin
embargo, lo que cualquier ser humano no puede evitar es el
“Respirar”, razón por la cual el aire contenido en la atmósfera,
es fundamental para vivir, y hoy día la contaminación del aire
representa un riesgo ambiental para nuestra salud
Una evaluación realizada
en el año 2013 por el Centro Internacional de Investigaciones sobre
el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, determinó que
las partículas del aire contaminado están estrechamente
relacionadas con la creciente incidencia del cáncer, especialmente
el cáncer de pulmón, observándose una estrecha relación entre la
contaminación del aire y el aumento del cáncer de vías urinarias y
vejiga.
Por lo tanto es
importante hacer consciente que día a día nuestra salud está
siendo vulnerable a a la contaminación del aire que nosotros mismos
estamos provocando y de nosotros depende el reducir la carga de
morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de
pulmón y neumopatías crónicas y agudas.
Jos Lelieveld, científico
del Instituto alemán Max Planck de Química, afirma que la
contaminación del aire ya está matando cerca de 3,3 millones de
personas al año en todo el mundo, una cifra impactante que supera en
más de un millón las muertes por el VIH/SIDA, advirtiendo que este
número podría duplicarse en los próximos 35 años a menos que se
tomen medidas correspondientes.
Sabias que las fuentes de contaminación del aire
están más allá del control de las personas?
Sin embargo, esto no
quiere decir que tu, yo y todos no podemos mitigar la contaminación.
Se requieren medidas y normativas nacionales e internacionales en
sectores tales como industrial, transporte, agricultura,
construcción, entre otros.
Qué podemos hacer para reducir o mitigar la
contaminación del aire?
Primeramente hacer consciente el grave problema que
estamos generando al contaminar el aire, porque nos estamos matando
nosotros mismos. Seguidamente debemos cambiar patrones de vida,
utilizando tecnologías limpias que reduzcan las emisiones de gases a
la atmósfera; mejorar la eficiencia energética de nuestras
actividades cotidianas; adoptar métodos limpios para la generación
de electricidad; priorizar transportes urbanos e interurbanos con
combustibles de bajas emisiones y con bajo contenido de azufre;
generar e implementar estrategias de reducción, separación,
reciclado y reutilización de desechos; evitar la incineración y
cuando la incineración sea inevitable, utilizar tecnologías de
combustión con rigurosos controles de emisión.
Además de la contaminación del aire “externo”,
el humo en ambientes cerrados también representa un grave riesgo
para la salud de todo ser humano, sobretodo por el uso de
combustibles de biomasa y carbón para la calefacción
El
cálculo de los efectos sobre la salud y la mortalidad de la
contaminación del aire a escala global no es fácil, en parte debido
a que la calidad del aire no se mide en todas las regiones del mundo
y la toxicidad de las partículas varía en función de su origen.
Por ejemplo, en China y
la India, las emisiones del uso de energía residencial, como la
calefacción y el cocinar, tienen
el mayor impacto en la mortalidad prematura; en
Estados Unidos el mayor impacto lo tienen las
emisiones de
gases del
tráfico y la generación de energía; en el este de Estados
Unidos,
Europa, Rusia y Asia Oriental las emisiones de contaminantes
agrícolas a la atmósfera constituyen la mayor fuente de partículas
finas que entran en los pulmones de las personas, causando
enfermedades, discapacidades
y muertes.
El
ser humano es el único que es capaz de atacar al entorno en el que
vive y como resultado, el ambiente le devuelve esos efectos, de
nosotros depende, continuar viviendo y la forma en la que
viviremos...
Fuentes:
Organización Mundial de la Salud y el Instituto Max Planck de
Química.